Todas las películas de Disney son una versión endulzada de los relatos originales y ejemplos hay montones como Pinocho, Mulán, Pocahontas y hasta Aladdín. La compañía decidió censurarlas por la sencilla razón de que no son tan lindas y fantasiosas, pero el cuento de La Sirenita ya estaba censurado desde su origen.
El cuento original es de Hans Christian Andersen y aunque guarda algunas similitudes con la historia que nos presentó Disney, el final de Andersen está lleno de tristeza, desolación y por si fuera poco está inspirado en la experiencia del autor.
Andersen estaba pasando por una desilusión amorosa cuando escribió ‘La Sirenita’ y puso mucho de su vida en esa historia, lo sabemos gracias al libro ‘My Dear Boy: Gay Love Letters Through the Centuries’, del historiador Rictor Norton.
Norton aseguró que a mediados de la década de los 90 recibió correspondencia original de Andersen, gracias a su contenido pudo reconstruir la vida amorosa del escritor y vincularla con La Sirenita, una de sus historias más conocidas.
Christian Andersen estaba enamorado de su mejor amigo Edvard Collin, ellos fueron unidos desde muy jóvenes, pero Collin fue obligado por su familia a casarse con una mujer en 1936 y el escritor se refugió en la isla de Fyn, donde escribió el cuento de La Sirenita.
En el final original sí hay una boda, pero es la de Erick con una princesa de un reino cercano, mientras que Ariel sufre por su amor frustrado y se disuelve en el mar en forma de espuma.
El escritor se interpretó así mismo en el lugar de Ariel, vivió un amor frustrado del que no podía hablar con nadie y ante el que se sentía sumamente frágil, pero por el que estaba dispuesto a sacrificarse.
Christian Andersen le había confesado su amor a Collin mediante cartas y nunca temió a mostrar su lado femenino:
“LANGUIDEZCO POR TI (…) MIS SENTIMIENTOS POR TI SON COMO LOS DE UNA MUJER. LA FEMINIDAD DE MI NATURALEZA Y NUESTRA AMISTAD DEBEN PERMANECER EN SECRETO”.
Pero la respuesta de Collin fue el final de su amistad:
“NO ME ENCONTRÉ CAPAZ DE RESPONDER A TU AMOR. ADIOS, QUERIDO AMIGO”
El cuento de ‘La Sirenita’ no es la única obra que Andersen inspiró en sus propias penas amorosas. ‘El Ruiseñor’, fue una obra inspirada en la cantante de soprano Jenny Lind que al enterarse del enamoramiento de Andersen le dijo que lo quería como hermano.
‘El soldadito de plomo’ está inspirada en el bailarín danés Harald Scharff, él se lesionó una pierna y tuvo que retirarse, después de su accidente se casó con una mujer en 1863 y abandonó a Andersen.
La autocensura de Andersen no dejó ningún rasgo de su propia bisexualidad a través de sus personajes, pero se representó a sí mismo como hombre y como mujer, y dio una especial dulzura a su personaje principal del cuento de ‘La Sirenita’.