Las leyendas urbanas se caracterizan por contar historias que combinan lo actual con el terror. En México en los noventa, hubo historias que pasaron de boca en boca y hasta salieron en los medios de comunicación. Aunque ahora nos causen risa, hicieron temblar a más de uno y se convirtieron en verdaderos relatos con los que podíamos espantar a los niños pequeños (siempre con el riesgo de que nuestras madres nos regañaran). Aquí va la lista de algunas de ellas:
¡Cómo olvidar al favorito de la familia y de todo México! Se trataba de un animal con apariencia de canguro o perro salvaje que atacaba a los animales de las granjas, sacando la sangre de sus cuerpos. Muchos decían que se trataba de un experimento de los gringos en sus laboratorios secretos, y otros hablaban de extraterrestres. Si este mito se hubiera hecho película en los noventas sería algo como “El santo contra el chupacabras asesino”.
Las canciones de Gloria Trevi tenían mensajes satánicos cuando las tocabas al revés. Después del escándalo “Trevi-Andrade” surgió este rumor.”¡Por eso deben obedecer!” ¿Te acuerdas?
Decían que cuando el reloj marcara las 12 del 1 de enero del 2000, todo lo que tuviera que ver con tecnología colapsaría y los humanos no sabríamos qué hacer, lo que marcaría el fin de nuestra existencia en la Tierra. Pero, ¡oh sorpresa! Han pasado 18 años, dos fines más del mundo, y aquí seguimos, vivitos y coleando.
No hay duda de que el Metro en la Ciudad de México es el transporte público por excelencia, con miles de pasajeros al día que lo usan para ir a trabajar, a la escuela o solo para pasear. Sus cientos de estaciones han sido escenario de varias leyendas… una de las más famosas es la que habla de que en ciertas vías del tren hay túneles secretos. Se asegura que sirven para trenes secretos del ejército, con los cuales los soldados llegan más rápido a sus destinos, o que incluso llegan hasta pirámides ocultas, estaciones privadas de políticos y presidentes o a un lago subterráneo donde se efectúan rituales. Aunque todo se escuche muy fantástico, estos túneles sí existen, pero solo sirven para desviar algún tren que haya sufrido una avería a medio camino.
Pobres dulces Anáhuac (así se llamaba la marca), fueron víctimas de las mentiras que seguramente iniciaron de la boca de una madre que ya no quería comprarle dulces a su hijo y como no podía decir únicamente no, le pareció la mejor idea para alejarlo de tan deliciosos caramelitos de sabores.
Y seguramente alguna madre temía que su hijo creciera y terminara marcándose el cuerpo con tinta, pero eso es algo que no pudo evitar.
Esta leyenda parece también haber nacido de la mente creativa y protectora de las madres del mundo, aunque en México se volvió tan popular que llegaron a creerla todita. Se decía que algunas malas personas elaboraban hielos con sustancias que hacían que la gente se durmiera. Cuando encontraban una víctima, generalmente en antros, depositaban los hielos en las bebidas para drogarlas. Lo que sigue es parte de muchas otras leyendas alrededor del mundo: o amanecían en una tina con hielos y con un riñón extirpado, o en un hotel con un mensaje en el espejo del baño: “Bienvenido al mundo del SIDA”.
Estos juguetes consistían en una mezcla de solvente en un tubo y un popote de plástico para soplar. Nos divertíamos por horas haciendo burbujas sumergiendo el popote en el solvente y soplando a través de él. El producto se vendía con seis tubos de solvente, y para nuestra mala suerte, las malas lenguas decían que era sumamente tóxico.
Desafortunadamente el SIDA cobró varias vidas en la década de los 90’s, y varios mitos empezaron a rondar. Uno de ellos hablaba de un portador de VIH quien, resentido por tener esa afección, dejaba jeringas con sangre infectada en alguna butaca de un cine para contagiar a aquellos que se sentaran después que él. Había versiones sobre jeringas en la arena de una playa, e incluso en los juegos de los restaurantes de comida rápida. La historia tuvo tanta popularidad y credibilidad que se disparó una paranoia en el país a consecuencia de la enfermedad, sin saber siquiera la verdad acerca de ella.
Durante los años 90’s, grupos conservadores en México empezaron a decir que las caricaturas japonesas eran del diablo (sí, del diablo, como siempre…), y que hacían que los niños se volvieran más violentos y que adoraran a las fuerzas del mal. Algunas fueron más que prohibidas, tanto en las escuelas como en las mismas televisoras. Sailor Moon, Los Caballeros del Zodiaco, Pokémon o Dragon Ball Z se mantuvieron por los altos puntos de rating.
Lo mismo pasó con los tazos, esos juguetes en forma de disco que salían en las botanas de la tiendita de la esquina, y que también tenían mucho que ver con el patas de cabra.
Y a la fecha hay quién lo cree. No podemos juzgar porque en realidad sí tienen mucho parecido físico el cantante y el actor, que ahora ya es un guapo adulto.
Aunque hubiera sido interesante que sí fuera el mismísimo Marilyn Manson.
